La casa envuelta en jazmines
Una nube de mar va devorando el paisaje, de a poco recorta los edificios. Recuerdos deambulan en la niebla, desaparecen.
En esa espesura que no puedo tocar, pero está, veo una imagen: el último día de la madre cuando papá encargó comprar cuatro plantas de jazmines. Sólo está el primer plano. El fondo se aleja como el horizonte detrás del océano.
Llueve contra la ventana. Ya no veo a mi padre abriendo esa gran puerta blanca, no lo escucho agradecernos la visita, ni está mamá en la cocina o entre las flores en ese lugar del que siempre -siempre- me cuesta irme.
Aparece un jardín entre la bruma. Estoy ahí, camino descalza.
Respiro, el aire es húmedo. Siento el perfume de una casa ordenada envuelta en jazmines.